Blog #8 Crear mundos.

A la fecha, llevo unos veinte años plasmando de forma deliberada historias en mis cuadernos. No obstante, desde que puedo recordar, siempre he estado "inventando" historias. Ya fuera mientras armaba ciudades y familias con mis muñecos, o mientras intentaba dormir, ideando dentro de mi cabeza mundos más cálidos y coloridos que la realidad.

No puedo hablar en nombre de todos los escritores, por supuesto, pero quiero comentarles sobre el autoanálisis que he hecho de "mi yo escritora" y lo que significa para mi el escribir.

Volviendo a mis inicios, nunca fui receptora de una constante "lectura" por parte de mi familia y entorno. Las historias provenían de la televisión y la escuela, cosa por la que realmente no comprendía que lo que pasaba por mi cabeza no era lo "normal" para el resto de las personas que me rodeaban. Configurar un entorno y darle personalidad a mis juguetes, en algún momento alrededor de mis seis o siete años, paso a ser un mundo dentro de mi cabeza en que "una yo" podía vivir diferentes vidas.

Pocos años después, esa "yo" tenía toda una existencia vivida y los que la rodeaban también comenzaban a tener sus propios caminos por recorrer. Y no eran historias inocentes llenas de magia y fantasías de arcoíris, había mucho drama (quizá influenciado por las telenovelas y el anime). Peleas, desastres naturales, muertes, presión psicológica, odio y deseo de venganza, por mencionar algo del contenido de esa "primer gran historia". Si bien no tengo en mis planes contar al mundo esa historia en particular, su importancia dentro de mi desarrollo como "escritora" es innegable.

Llegue a los 12 años sin una pizca de inocencia mental, lo admito sin tapujos. Y, pese a ello, todavía podía crear mundos y personajes que se aferran a la inocencia y la bondad.

Fue en algún momento de esos doce años, que caí en cuenta, con bastante sorpresa, que yo era capaz de escribir. Que esos mundos dentro de mi cabeza, eran dignos de salir y ser leídos por alguien más. Que, si bien todavía desconocía mucho del mundo, ello no era impedimento para crear mis personajes, para crear mis cientos de mundos.

Ya mientras vivía mis 15 años, escribí desordenadamente una primera historia que compartí con mis amigas (ojalá algún día la pueda reescribir y compartir), mientras se iban acumulando las "ideas" dentro y fuera de mi cabeza. Aprendiendo y mejorando a base de leer, escribir y corregir, una y otra vez.

Queda claro, para mi, que un escritor capaz de sumergirse en las mas cruentas narrativas no puede salir de esas profundidades indemne. Siempre es un riesgo nutrir la imaginación con la realidad, puesto que, tal como dice Dross, "la realidad siempre supera a la ficción". Y la única forma en que uno puede nutrir la imaginación al punto en que "se sienta" real, es con la realidad misma. Tomamos cada detalle de nuestro mundo para crear otros mundos.

No obstante, hay quienes piensan que la imaginación va más allá de este mundo. Que gracias a la imaginación humana podemos llegar lejos, romper con lo establecido y crear lo nunca antes visto...

¿Creen eso?

Si bien hay un basto universo desconocido allá afuera, y todavía tenemos una amplia parte de nuestro planeta sin explorar (la fosa de las marianas y el amazonas, por ejemplo), cuando "descubrimos algo nuevo", inevitablemente lo comparamos con lo ya conocido. Buscamos en sus características una clasificación, un nombre para distinguirlo entre todo lo demás, y lo definimos con palabras que ya existen. Incluso mezclamos palabras ya existentes para crear "nuevas".

Cada quien usa los recursos que estén a su disposición para crear.

-V

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